El Parque Natural Sierra Mágina se sitúa en el Sur de la Provincia de Jaén, en el límite geológico que marcan la Cordillera Bética y el Valle del Guadalquivir. Se trata del macizo más elevado de la provincia (2.167 m. en el “Pico Mágina”) y el tercero en altitud de toda Andalucía, después de Sierra Nevada y Sierra de la Sagra.

Está formado por varios complejos serranos que se extienden más allá de los límites del propio Parque. El conjunto, y principalmente la zona declarada espacio protegido, está marcada por un relieve muy abrupto con fuertes pendientes, que se convierten en muchas ocasiones en paredones verticales de roca caliza, lugares muy apropiados para el refugio y campeo de especies de singular importancia como son las rapaces o la cabra montés. Así mismo, sus especiales características le han convertido en un hábitat ideal para multitud de especies florísticas, mas de 1.200 diferentes, algunas exclusivas de esta Sierra como la Jurinea fontqueri.

Esta difícil orografía ha repercutido directamente sobre la buena conservación de sus ecosistemas, debido al alto grado de inaccesibilidad que le confiere. Ambos factores, orografía y ecosistema, relieve y vegetación, aportan a Sierra Mágina un altísimo valor ecológico y paisajístico, valor reconocido por la junta de Andalucía que la declaró, merecidamente, el 18 de Julio de 1.989 como Parque Natural.

Esta complicada formación montañosa ha supuesto el aislamiento de la comarca, favoreciendo su conservación y condicionando el modo de vida de sus gentes de forma que hasta épocas recientes con la construcción de accesos adecuados no se ha diversificado el sector productivo basando su economía exclusivamente en el sector primario, aprovechando todos los recursos que les ha brindado el medio:

Esparto, muy ligado a la industria del aceite y a la elaboración de aparejos para las bestias (mulos y burros principalmente, animales aun existentes en estos parajes).

La nieve, uno de los principales recursos que proporcionaba la sierra era el hielo, acumulado para su extracción en verano en unas curiosas construcciones denominadas Neveros.

El carboneo, aprovechando sus masas forestales. La elaboración de Piedras de Molino, para los molinos de rodezno o la extracción de aceite. O la fabricación de cal, en singulares caleras, son ejemplos de actividades muy ligadas al medio y que como las anteriores hoy ya han desaparecido.

La ganadería principalmente dedicada a la crianza de ganado ovino y caprino, siendo uno de los escasos lugares donde aún persisten dos razas de ganado autóctonas aunque en serio peligro de extinción: la oveja ojinegra y la cabra blanca andaluza.

La agricultura actualmente casi monopolizada por el olivar pero hasta épocas recientes muy ligada a una economía de subsistencia o autoabastecimiento encontrándose amplias zonas dedicadas al cultivo de cereales o leguminosas en secanos y pequeñas huertas dedicadas al cultivo de frutales, hortalizas y legumbres en zonas regables, aprovechando una intrincada red de acequias legado de la época Andalusí.

También legado de esta época son los Molinos de Rodezno, molinos que utilizaban la energía de un salto de agua para mover su maquinaria, utilizados para la molienda del grano y la elaboración de harina y piensos para el ganado.